Para las familias de los niños que se inician en Jardín de Infantes, las primeras semanas implicarán hacer lucir las mejores de nuestras sonrisas y dar apoyo en ese momento de transición en sus pequeñas vidas. Las familias más “expertas”, en cambio, se sentirán más relajadas.
En estos días los niños requerirán de toda la comprensión y apoyo de los adultos. Algunos precisarán más besos, abrazos y mimos que otros. Necesitan seguridad y saber que el adulto responsable está ahí para llevarlos de la mano. El paso de los días, unido a los cálidos mimos, les harán entender que esta nueva etapa que emprenden es fantástica, y está llena de desafíos, crecimientos, aprendizajes: cosas maravillosas.
Los niños que comienzan en un centro educativo vivirán una experiencia cargada de emociones.
El colegio es para ellos un lugar totalmente desconocido y es importante seguir determinadas pautas para que puedan asociar la escuela con lo positivo y se sientan felices allí. El cerebro necesita sentirse seguro para ser feliz y aprender mejor, es por esto que es recomendable una adaptación progresiva (en casi todos los centros educativos se realiza una adaptación al colegio paulatina, en la que se va aumentando poco a poco el número de horas que el niño permanece en el centro escolar sin sus padres). En estos primeros días es importante respetar los tiempos y las necesidades de cada niño en particular. No todas las personas necesitamos de los mismos tiempos, y por eso es fundamental entender el de cada uno.
Los niños más pequeños suelen tener un objeto preferido (mantita, osito, pañuelo…) que adoran y que los calma cuando están solos. Estos son preciosos tesoros cuando se tienen que enfrentar a situaciones que les resulten estresantes como, por ejemplo, ir al colegio o a la guardería. Los Jardines de Infantes suelen permitir que los niños lleven sus objetos de apego en sus mochilas.
Otra buena idea es el narrar cuentos o historias, puesto que ayuda a poner en contexto diferentes situaciones, identificar emociones, elaborar posibles consecuencias o resultados alternativos. En este caso, se puede contar cuentos sobre el inicio al colegio de niños para que se sientan identificados con ellos y expresen emociones, adelantándose a lo que será en la compañía del adulto en el que él confía.
Nunca dejemos solo a un niño con una emoción negativa, no sabrá qué hacer con ésta y se sentirá desamparado y más asustado, para tener en cuenta y ayudar a adaptarse (o readaptarse) a la rutina escolar:
Es importante que los adultos recuerden que cada día y en cada momento están educando las emociones de sus hijos, también es fundamental que los adultos puedan poner los límites necesarios en cada situación ya que a la mayoría de los niños (y a los adultos también) les gana la ansiedad e inmediatez por conseguir los que se quiere. La vuelta al cole es una buena oportunidad para educar este asp
ecto, lo que se denomina “retardo en la gratificación” (saber esperar para obtener lo que queremos, dominar la ansiedad y no enojarse). En este caso, quizás el niño quiera una nueva mochila. Entonces, el adulto responsable explicará al niño que éste no es el momento para poder comprarla, que limpiarán juntos la mochila del año anterior o, de ser necesario, la llevarán a reparar y, llegado el momento, comprarán una nueva.
El cerebro necesita combustible para funcionar bien en la escuela
Al comenzar con las obligaciones de estudio es fundamental tener una buena alimentación que proporcionen la energía necesaria para rendir durante toda la jornada. Es importante una comida sana y balanceada. Se deben consumir alimentos proteicos con bajo aporte de grasa en cantidad suficiente para obtener la energía que se requiere para un buen aprendizaje.
También es fundamental desarrollar una buena rutina de estudios, que equilibre las horas dedicadas al colegio, la recreación y el ejercicio físico. Aunque nos parezca un poco “loco” la actividad física es esencial: aumenta la actividad cerebral y da energía al cerebro favoreciendo así los aprendizajes.
Los cerebros de los papás
El hecho de que nuestro hijo comience una nueva etapa de su vida, significa que también comienza una nueva en la nuestra como padres. Estas situaciones suelen estar colmadas de sentimientos y emociones positivas y negativas. Aparecen sentimientos ambivalentes. “¿Y si me extraña? ¿Cómo lo van a entender si no sabe hablar? ¿Lo van a cuidar bien? ¿Qué van a hacer si se pelea con los nenes?, ¿Lo van a retar? ¿Y si la maestra es muy exigente? ¿Lo van a dejar ir solo al baño? ¿Y si se lastima? Es muy importante que los padres vivan esta nueva etapa como un crecimiento, una situación positiva que los llenará de aprendizajes. Quizás, también se trata de afrontar el crecimiento del niño y aceptar que ya no somos "tan imp
rescindibles".
Los padres que llevan a sus hijos por primera vez al jardín o al colegio no deberían dramatizar la situación pero tampoco restarle importancia. Los niños, aunque aún sean pequeños, ya están formando su personalidad con mucha información que recibieron de los padres. No sólo genética sino que valores y pautas culturales, de sus cuidadores. Es por esto que ellos quieren responder a las expectativas de los papás, por lo tanto, este proceso se facilita cuando los padres lo enfrentan de manera positiva y controlan adecuadamente sus emociones. No olvidemos el rol del Sistema Neuronas Espejo de nuestro cerebro: este sistema de copia o imitación es el responsable, entre otros, del contagio emocional. Es decir padres ansiosos contagiarán ansiedad, mientras que padres entusiastas, entusiasmo en sus hijos.
1. Explicar al niño que irá a un colegio. Es recomendable que lo vea antes del comienzo de curso y se familiarice con el lugar. Le ayuda a tranquilizarse.
2. Las despedidas deben de ser cortas para no alargar el momento de angustia de separación con los padres. Debemos mostrarnos tranquilos y seguros e informarles que luego volvemos a por ellos.
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3. Cuando los recojamos dediquémosle toda nuestra atención y mimos. No mostrar en ningún momento sensación de culpa o abandono porque puede influir negativamente en el proceso de adaptación.
4. Prestar atención pero no dramatizar. Es normal que algunos niños nos manipulen durante la adaptación diciendo que los compañeros le pegan o intentando ponernos en contra del profesor para buscar nuestra atención.
5. Comencemos a mantener rutinas y horarios adecuados de sueño para mantenerlos atentos y seguros en su aprendizaje.
6. Propongámonos que nuestro hijo/a duerma al menos 8 horas. Preparemos un desayuno saludable para que su cerebro tenga la energía necesaria para afrontar el día emocional e intelectualmente y, consecuentemente, rinda mejor. Es importante considerar los lácteos, frutas y cereales en cantidades adecuadas, percatándonos de no sobrealimentarlos.
7. Anotemos el horario de clases, los nombres de sus profesores y/o de los conductores del trasporte escolar y cualquier otro dato que estimemos necesario para tener a mano, reduciendo así el estrés de tener la mente preocupada.
8. Enseñemos a organizar y preparar cada noche lo que va a necesitar al día siguiente, tanto la mochila como la ropa que se necesitará.
9. Llevemos al niño a control médico para chequear su vista, desarrollo óseo, talla, peso, etc. No olvidemos, también visitar al dentista.
10. Finalmente, recordarle que cada inicio es una oportunidad. Una chance de hacer nuevas amistades, de aprender, de crecer… Todas ellas nos harán personas más sabias e inteligentes.
Bibliografía: http://www.oas.org/udse/dit2/relacionados/archivos/desarrollo-cerebral.aspx, Universidad de Málaga. NMDA, un receptor polifacético. Dr. José Carlos Dávila Titular de Biología Celular, http://www.neuro.org/ueduc/g/s/archivos/psico-cerebral.com
Bibliografia: http://evolucionyneurociencias.blogspot.mx/2014/05/educacion-evolucion-y-cerebro-social.html