El aprendizaje y la mente resultan de procesos plásticos que modifican las conexiones neuronales y las redes que estas conforman. En los últimos años se han desarrollado innumerables trabajos que presentan que el sistema nervioso mantiene, durante toda la vida, su maravillosa neuroplasticidad. Si bien en los adultos es menor comparada con la de los niños, los cambios plásticos ocurren a cualquier edad.
Los investigadores consideran que si el cerebro no puede deshacerse de la información que le es obsoleta, o ya menos útil, enfrenta entonces una dificultad, ya que aprender exige cierta eliminación selectiva. Tsien y su equipo esperaban encontrar que la potenciación a largo plazo (conexión entre neuronas que permite que la información pase a la memoria de largo plazo) fuera débil en los adultos, pero descubrieron que la limitación de crear nuevos recuerdos estaba relacionada en la de debilitar conexiones existentes.
Una característica fundamental para adquirir nuevos conocimientos es poder eliminar información antigua, para poder incorporar y fijar la nueva. Para esto, nuestro cerebro se ocupa de predecir cuáles cosas de las que aprendemos serán las que probablemente nos resulten más ventajosas para nuestra vida futura. Por eso, olvidar o descartar información es un acto de predicción automático y muy beneficioso para el sistema de procesamiento neuronal de la información.
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